26 de abril de 2007

ECOLOGÍA

¿Cuál es la sucesión natural de un ecosistema natural cualquiera? En el caso que no intervenga la mano humana, cuando se deja un terreno baldío. Pues depende de muchos factores:
. Del clima donde esté ubicado el terreno.
. Del tipo de suelo, textura, pH, estructura, nivel de evolución o estado de degradación...
. Del banco de semillas existente en el suelo, es decir, las semillas que estaban esperando las condiciones idóneas para germinar.
. De la variedad o madurez de los ecosistemas colindantes, o cercanos y de la capacidad de sus semillas para colonizar terrenos baldíos.
...

Todos estos, y muchos otros factores, entre los que se halla el tiempo, determinan la evolución de la vegetación hacia una etapa climax. Comienzan las especies colonizadoras pioneras, que suelen ser especies anuales, gramíneas, muchas veces nitrófilas, esto es que compiten muy bien en suelos donde hay abundancia de nitrógeno y otros nutrienes básicos, como son los terrenos de cultivo abandonados, claros en los bosques, áreas incendiadas, etc. A medida que la disponibilidad de estos nutrientes básicos es menor, consiguen introducirse (siempre que sean capaces de llegar) especies perennes, con menores requerimientos alimenticios y mayor capacidad de almacenamiento y de abastecimiento de agua y nutrientes. Poseen sistemas de raíces capaces de llegar a capas más profundas. Son los pequeños arbustos o matas leñosas, como las plantas aromáticas, algunas leguminosas, etc.

En no pocas ocasiones esta es la última etapa, al menos en los periodos de tiempo que manejan los estudios ecológicos, que si bien nos pueden parecer largos desde la óptica antrópica, son minúsculos desde un punto de vista general.

La última etapa porque en muchos casos, la cantidad de agua disponible, los límites marcados por las temperaturas y la disponibilidad de fuentes de semillas no permiten que se desarrollen especies de mayor porte, como grandes arbustos, matorral y especies arbóreas.

¿Es descabellado proponer un jardín que siguiese un orden natural? Según desde que punto de vista sí puede serlo.

Desde la óptica de alguien que se ha gastado muchos euros en que su parcela quede ordenada, espectacular, en su clímax,…, puede ser inconcebible esperar todavía más de lo que puedan tardar en crecer los árboles y arbustos plantados. Si además cada vez que vienen los jardineros la cartera se pone a temblar, y hay otras prioridades donde ubicar el grueso de los ingresos mensuales, cuanto antes acaben y menos vengan ¡mejor!

Pero este es un punto de vista muy general, hay muchos puntos de vista. En realidad tantos como personas.

Una manera de introducir desde un principio nuestra parcela baldía en el ciclo natural sería precisamente dejándola seguir su orden sucesional natural, y esperar, observar.

¿Qué ocurre? En una parte de la parcela abundan las llamadas malas hierbas (desde una perspectiva menos antropocéntrica las llamaremos especies colonizadoras). Ofrece un aspecto descuidado, abandonado (tengamos en cuenta que esta sensación es producida por la asociación de ideas entre los descampados y los campos de cultivo abandonados, con este tipo de vegetación, pues en ocasiones veremos las mismas especies a campo abierto, en el monte y no dudaremos en elogiar el paisaje que crean). Pero en primavera todo reverdece y despuntan multitud de florecillas e insectos que nos introducen fervientemente en la estación. Sin embargo en otra zona de nuestra parcela el suelo está muy degradado y apenas crecen hierbas. Quizás sea el momento y el lugar de añadir semillas de esas especies que hemos visto en el monte o en un jardín y tanto nos ha gustado. A ver que pasa. El coste económico de las semillas es escaso, o nulo. Pero el mal llamado coste temporal (el tiempo no tiene precio excepto en las operaciones mercantiles) a veces se convierte en el más importante, y pesa dedicarle tiempo a las laboriosas operaciones de búsqueda, extracción, conservación de las semillas. Frente a esto sólo hay voluntad y motivación, sin ellas mejor renunciar. Necesitamos una imagen mental de nosotros mismos en nuestro nuevo jardín, que nos dirija hacia él. Necesitamos el tiempo que se pueda tardar en conseguirlo.

Las plantas cuyas semillas han germinado en el propio jardín vivirán siempre con ventajas sobre las introducidas desde plantón o maceta, siempre que las condiciones les sean propicias, pues gozarán de una mejor adaptación al medio y de un desarrollo completo de su sistema de raíces. Esto conlleva en muchos casos un aumento del valor estético del jardín y una disminución de los costes sanitarios.

Puede pasar mucho tiempo, hasta que consigamos ver lo que llevamos en mente realizar, y la frustración puede echarnos atrás, pero conseguir algo por pequeño que sea, puede ser muy gratificante, porque probablemente en nuestro interior habrá aparecido una ética constructiva.

Un jardín dinámico, que unas veces aparece menos vistoso que otras, es un jardín vivo. En ocasiones el jardín más vistoso, más alegre para nuestros sentidos, de formas más equilibradas, puede resultar en el fondo el menos vivo, el que más problemas conlleve, y el que más problemas provoque en el futuro. Amén de resultar casi siempre costosísimo mantener las plantas en esa especie de limbo innatural.

25 de abril de 2007

UN PASO ADELANTE

¿Por qué hoy no puedo comerme una manzana con piel?

Porque está pegajosa, debido a una capa de parafina que la recubre con el fin de darle más brillo y hacerla más atractiva a la vista.

Porque la piel acumula (según algunos estudios) la mayor parte de las sustancias tóxicas que el agricultor aplica a sus manzanas. Sólo así el comerciante se las compra, pues el consumidor demanda las manzanas más grandes, de formas más regulares y sin una picadura.

Reflexionemos:

¿Es más importante la salud o la estética?

A tenor de la proliferación de clínicas de estética, de gimnasios y de productos y tratamientos de dudosa salubridad, podría parecer que la estética está primero y la salud después.


¿Que funciones puede cumplir un jardín?

Ostentar públicamente una determinada capacidad económica.
Mostrar al público un grado de refinamiento estético.
Recrear la vista en los colores y las formas.
Trabajar la tierra, las plantas, para comprender el funcionamiento de la naturaleza.
Vivir experiencias que nos hacen sentir bien con nosotros mismos.
Contribuir a hacer del mundo un lugar más saludable y más acorde a nuestra propia naturaleza.
...

Si nuestras preferencias se inclinan hacia la zona baja de esta lista, cabrá hacernos una pregunta:

¿Lo estoy haciendo bien?¿Hasta donde quiero llegar?

Volviendo a las manzanas...

Es lógico, o automático, o inherente elegir las manzanas de mejor aspecto dentro de un cajón, e ir dejando las menos sanas abajo. Éstas que quedan abajo pierden su valor, y ya sabemos de sobra que a nadie le agrada perder dinero.

La cuestión es..¿hasta donde quiero llegar con esto?

Yo como consumidor, conocedor de los peligros que entraña para mi persona introducir en mi organismo ciertas sustancias, ¿hasta donde quiero llegar en la elección de las mejores manzanas?

Yo como productor, o como comerciante, conocedor de los mismos peligros que he comentado, ¿hasta donde quiero llegar para introducir mis manzanas en el mercado?

16 de abril de 2007

PARTICIPACIÓN

Animo desde este blog a que la gente participe. A compartir conocimientos, inquietudes, suposiciones,...

Por ejemplo, una observación concreta en la naturaleza, datos sobre el comportamiento de un insecto, de una planta, en su medio natural o fuera de él. Desde la óptica científica, o desde el arte, desde los sentimientos. Una foto y un comentario, una noticia, un comentario popular... Cualquier cosa que nos haga sentirnos partícipes en primera persona de este entorno que compartimos y conocemos, y deseamos comprender.

David.

12 de abril de 2007

JARDINES NATURALES




Jardinería natural es un término que puede haber sido utilizado recurrentemente, cuando uno quiere separar una cualidad que distingue su vergel de los demás. Cuando se introduce una rocalla, un bosquete, un riachuelo,..., se les suele denominar elementos naturales, ya que consiguen evocar en nuestra mente reminiscencias de lo que sería un entorno no antrópico. O bien cuando se aplica un tratamiento específico en él; se aplican abonos orgánicos, se eliminan los tratamientos fitosanitarios con productos químicos,etc.

Yo voy a aplicar mi punto de vista a partir del término 'Jardinería natural', por lo tanto adquiere éste una connotación personal, que por supuesto no excluye a otras, pero que tiene unas premisas básicas muy marcadas, podría decirse imprescindibles.

Mi jardín natural:

1. Jardín y natural son dos términos ciertamente contrapuestos.

Jardín, según la real academia española de la lengua hace referencia al patio, al huerto, al corral, al apartado de la vivienda donde se cultivan plantas, con uso ornamental u hortícola. En cambio natural, hace referencia a naturaleza, y entre otras acepciones encontramos 'Principio universal de todas las operaciones naturales e independientes del artificio' . ¿Por lo tanto si el patio es un artificio, que sentido tiene esta bonita asociación de palabras?

Bien, para mí tiene un significado muy sencillo; la jardinería natural es una forma como tantas otras de acercarse a la naturaleza desde nuestra óptica antrópica.

Pero es la calidad de ese acercamiento lo que diferencia mi jardinería natural de otras. Al igual que no es lo mismo ver una foto de una montaña, de un río, de una arboleda,..., que darse un paseo rodeado de montañas, ríos y arboledas; no es lo mismo vivir cerca de un entorno que intenta imitar la naturaleza que vivir dentro de un entorno natural.

2. Un jardinero natural no es un señor que evita que la vegetación se 'desmadre'.

Hay un error de concepto, a mi modo de ver, en cuanto a lo que conoceríamos como jardinería tradicional; las plantas son seres vivos que como el ser humano, en determinados momentos necesitan ser corregidos , a fin de evitar que causen daños estéticos o funcionales.
En un principio las plantas no tienen una actitud que corregir. Tienen un desarrollo vital invariable, una forma de nacer, de reproducirse y de envejecer que debemos conocer si queremos evitar conflictos con ellas. Nosotros podemos evitar esos conflictos, ellas no pueden.

3. Un jardín natural sirve para aprender de él, no para enseñar con él las virtudes de su realizador o de su poseedor.

Esto implica una revisión bastante profunda de ciertos conceptos de partida, acerca de estética, de funcionalidad. Pero sobretodo implica la inclusión de otros: paciencia, ética, sensibilidad, equilibrio. Cualquiera en contacto con estas cuatro virtudes valorará positivamente el jardín natural.



Un jardín natural puede no estar repleto de flores en cualquier época del año, puede tener grandes extensiones secas y puede no estar todos los años igual de precioso. Pero simplemente observando con atención un paraje natural cualquiera, dando un simple paseo, podremos ver que lo que parece seco o muerto, realmente está latente de vida y en la medida que hay un equilibrio, una paciencia y una ética, sabemos valorar un cromatismo verde, o rojo, como uno dorado, gris o marrón.

4. Un jardín natural no es un trozo de terreno abandonado causante de incomodidades y problemas.

Jardinería natural no implica para mí el abandono de todo lo conocido, de la cultura anterior, de la tecnología actual. No implica una suerte de castigo que debemos pagar por vivir en un entorno tan cómodo y civilizado como el nuestro..., no.

La única óptica válida de jardín natural que contemplo, es la de una actitud por mi parte (y por la de cualquiera) de honestidad en la relación con el entorno. La honestidad en cualquier relación evita que haya engaños, confusiones, diferencias. Y sólo desde el conocimiento y la confianza se puede forjar una amistad duradera y sobretodo enriquecedora.

Conocer el funcionamiento de la naturaleza es conocer a la naturaleza que hay implícita dentro de nosotros mismos. Dudar de las 'leyes' estéticas difundidas por otros individuos y validar las nuestras propias fundadas en el conocimiento de lo que vamos a valorar.

Aplicar pequeños cambios que me permitan ver que se esconde detrás de nuestros conocimientos adquiridos hasta la fecha. En ocasiones el 'no hacer' puede marcar el camino. No se trata de la renuncia a lo que hemos sido hasta ahora, sino de la curiosidad por ver lo que nos hemos estado perdiendo.