Siéntate. Escucha. Escucha el silencio, verás como aparecen sonidos que parecían ocultos. No los juzgues, no los atrapes en tu mente, déjalos ir o trágatelos, pero no les des forma. No te agarres al pensamiento asociado al sonido, céntrate en el siguiente ruido.
No crees proyecciones. Entonces sientes la relajación, porque la tensión se genera en la mente que proyecta y que recuerda. Ahora no hay tensión. Es el presente.
Las creencias no te dan la tranquilidad. Las experiencias sí.
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