3 de octubre de 2007

PAPELES

Papeles o roles. En esta vida muchos necesitamos adoptar un papel. De hecho adoptamos papeles constantemente. Captamos roles, formas de actuar que están de acuerdo con nuestras ideas, que hacen mella en nuestro interior de alguna forma, y los ponemos en práctica. A veces esos papeles nos son mostrados por nuestros mayores, a quienes de manera innata admiramos y por tanto imitamos. Otras veces los vemos en amigos, conocidos o ídolos. Otras veces en historias contadas, en películas o en libros.
Elegimos nuestro papel con el convencimiento que funcionará, que nos hará felices en esta vida, pero cuando no se ven cumplidas las expectativas y estamos metidos de pleno en el papel, nuestra personalidad se tambalea. Nada es seguro ya y en algunos casos se instala el miedo, el ansia, la desesperación. En la mayoría de los casos es nuestro ego el que toma mayor fuerza, el que coje las riendas.
Es esa parte de nuestro ser que conforma la personalidad, que nos intenta proteger del sufrimiento, que genera en nuestro interior expectativas de éxito o fracaso, que reacciona cuando nos sentimos invadidos, o atacados.
Pero cuando el ego rige nuestra vida pueden surgir problemas. El ego funciona bien cumpliendo esquemas aprendidos, adaptandose a convencionalismos, buscando el perfeccionismo, pero a la vez nos separa de nuestro ser, de la luz que llevamos dentro. La luz que no juzga, que no necesita, que no espera, que simplemente es, deja ser y da.

Yo mismo, a la vez que escribo estas líneas, puedo estar adoptando un papel. El papel del que intenta hacer llegar sus ideas a la gente para que algo cambie, y en el mundo no pasen cosas desagradables, que al mismo tiempo acrecentan mi ego y me generan angustia. El papel de alguien que espera que una chica guapa, idealista y algo esotérica pueda leer esto, se interese y se genere un diálogo interesante que pueda llevar a otro terreno más personal..
En fin, papeles que distan de la realidad del momento en que experimenté todo esto que aquí expreso, y que noté muy dentro. Como un trascender, como un entendimiento profundo que me llenaba de paz.