20 de diciembre de 2007

EXPERIENCIAS EN MI SER

EL GENERAL

Busca el conflicto.

Pide exigiendo.

Se manifiesta imperativo.

Necesita.

Intriga, calcula, actúa esperando un beneficio que le ayude a gobernar y a perdurar.

Discrimina entre bien y mal. Exige justicia, pero siempre a su favor.

Se puede valer del Rey para lograr sus propósitos pero no lo puede gobernar.

Las personas que están siendo gobernadas por el General muestran un rostro adusto, duro. Sus cuerpos están tensos, contraídos. Enferman.

No está seguro de sí mismo, provoca el cierre de los canales vitales, para evitar ser enmudecido por la voz del Rey.

Quiere que todo, absolutamente todo, gire a su alrededor.

Da sólo si ha calculado un beneficio recíproco.

Utiliza la lógica, la razón para moverse y para gobernar.

También se vale del dolor, de la ilusión, de la proyección, del futuro y del pasado.

Está en la vida para permanecer, para poseer, la sóla idea de dejar esta vida le atormenta porque sabe que no continuará más allá.

Se oculta, no quiere mostrarse tal como es.

Tiene prisa, pues la vida es corta.

Lo importante es la meta, no importa el camino tomado.

Duda, acumula miedos y temores.

Se distrae fácilmente.

Él es lo más importante.


EL REY

No exige.

Vive en el presente.

Da sin esperar una recompensa.

No discrimina entre bien y mal, solamente está viviendo una experiencia.

Está en la vida de paso, sabe que algo le espera después.

Si se manifiesta en la persona, gobierna al General, pero no por imposición, sino porque lo ha trascendido y éste acepta gustoso ser gobernado por su Rey.

Vive para ser uno con todo.

No se manifiesta en la lógica y la razón. No se mueve a consecuencia de éstas.

Las personas que están siendo gobernadas por él, muestran un rostro afable, relajado. Sus cuerpos están distendidos, sanos.

Siempre está seguro de sí mismo, lo que provoca la reacción violenta del general.

No conoce el miedo.

Lo importante es el camino.

Está atento y centrado, pero no a un sólo punto, sino a todo en general.

El tiempo no tiene sentido para el, tan sólo el ahora, por eso no piensa, actúa.

No posee nada.

Todo es lo más importante para él.



Nadie en esta vida es tan sólo un general o un rey. Todos somos un ser completo, pero a todos se nos manifiestan ambos en mayor o menor medida.

UN JARDÍN NATURAL

Hace un par de días me pasé por el jardín de una señora mayor, el cual mantengo, y volví a casa con una sensación de derrota.

Se trata de un jardín pequeñito, no sumará en total más de 50 o 60 m², y está enclavado entre multitud de pinos y otros árboles de gran porte por lo que permanece umbrío la mayor parte del tiempo. Cuando lo tomé estaba en un estado de abandono evidente, pero fue conectar el riego, y comenzó a revivir.

Yo personalmente, siento predilección por los jardines en los cuales se manifiesta la intensidad vegetal en todo su esplendor; tonalidades variadas, juego de volúmenes, pero con una tendencia a la invasión del espacio construido. Como si el verde quisiera reclamar el espacio que le corresponde por naturaleza. Eso se traduce en plantas generalmente vistosas, de volumenes amplios, que llenan los espacios totalmente y se muestran en todo su esplendor la mayor parte del año: acantos, don pedros, margaritas,... y un largo etcétera.

Hay un césped de dichondra de 20 o 30 m², que ocupa la mayor parte de la superficie del jardín (lo que a mi entender no tiene mucho sentido, dado el reducido espacio de que disponemos), que se muestra en un aspecto lamentable la mayor parte del año.

Y hay una zona encarada al sur, con un limonero, una 'cyca' y un suelo muy compactado y calizo. Es una zona que la señora declaró desde el principio 'perdida', y se mostraba inclinada a sellarla con una grava, pero luego decidió que un carpobrotus cubriese el espacio entre el árbol y el sagú. Sin embargo durante el largo periodo que tardaba en decidirse, yo le coloqué unas plantas que me sobraban: unas lavandas dentadas, romeros y lavandas de hoja ancha, algún lirio, juniperus horizontalis , y también lancé a voleo unas semillas de caléndula que para muy grata sorpresa mía (teniendo en cuenta el suleo que hay) ya están creciendo. Al principio y en el primer verano despues de plantar, las nuevas plantas parecían marchitas, pero tras las copiosas lluvias de estos últimos meses las plantas no sólo han reverdecido sino que han crecido y comienzan a llenar el espacio de suelo desnudo que antes había. Además multitud de hierbas de la familia de las gramíneas, nacen por todos lados, tapando el suelo, protegiendolo y nutriéndolo de manera adecuada y gratuita.

Pues bien, en mi última visita, la propietaria me quiso transmitir, que aquello era un baldío, que no emplease más tiempo en ello, que quería cubrirlo todo de 'aptemia', y por lo tanto debería empezar a arrancar todo lo que había (a excepción, menos mal de los árboles). Además debería cavar alrededor de los árboles y formar los alcorques de tierra desnuda.

Mis preguntas son; ¿desde que punto de vista es más agradable la monotonía, que la variedad? ¿y como se ve más bonito un suelo desnudo y removido, que uno lleno de vegetación, sea cuál sea esta?

Para bien o para mal me se de sobras las respuestas. De ellas deduzco que hay ideas, o prejuicios muy arraigados en las personas, que deciden, sin permitir a la persona realizarse ninguna pregunta y absteniéndose de la propia experiencia, que es lo que les gusta y lo que no. Tienen una idea de lo que debería ser un jardín, probablemente teniendo en cuenta los gustos y formas de otras personas, además de sus juicios de valor: 'que pensarán los vecinos si ven esto así, tan descuidado..'

En fin, para gustos los colores, podría ser una adecuada frase para esta situación. Sin embargo, a mi me toca en lo más profundo por el simple hecho de que no estamos tratando con cuadros, estátuas ni ladrillos caravista, sino con seres vivos, con unas necesidades equiparables a las nuestras hasta un nivel tal, que pocas personas pueden llegar a conocer.

19 de diciembre de 2007

ORIENTE Y OCCIDENTE vistos por Osho

ORIENTE Y OCCIDENTE: MASA Y LEVADURA

Tu condicionamiento te ha dado la idea de una sola vida. La idea cristiana, la idea judaica, la idea musulmana - todas ellas arraigadas en el concepto judío de que hay una sola vida- han dado a Occidente una tremenda locura por la prisa. Todo tiene que hacerse con una prisa tal, que no eres capaz de disfrutar con ello y no puedes hacer nada con entera perfección. Más o menos consigues hacer algo y corres hacia otra cosa.

El hombre occidental ha estado viviendo bajo un concepto erróneo. Esto ha creado tanta tensión en la mente de la gente, que nunca pueden estar en paz en ningún sitio; están siempre yendo de un lado a otro y siempre preocupados porque uno no sabe cuándo va a venir el final. Antes del final, uno quiere hacerlo todo. Pero el resultado es justo lo contrario; no se puede ni siquiera llegar a hacer las cosas con gracia, de forma bella, perfecta.

Sus vidas están tan ensombrecidas por la muerte que no pueden vivir alegremente. Todo lo que trae alegría parece ser una pérdida de tiempo. Simplemente no pueden sentarse una hora en silencio, porque la mente dice, «¿Por qué estás perdiendo el tiempo? Podrías haber hecho esto, podrías haber hecho lo otro».

Es por ese concepto de una sola vida por lo que la idea de meditación nunca surgió en Occidente. La meditación necesita una mente muy relajada, sin prisa, sin preocupación. Sin ningún sitio a donde ir... sólo disfrutando, momento a momento, de lo que venga.

En Oriente, la meditación estaba destinada a ser descubierta. Justamente debido a la idea de la vida eterna, puedes relajarte. Puedes relajarte sin ningún miedo, puedes disfrutar, tocar tu flauta; puedes bailar y cantar tu canción; puedes disfrutar de la salida y de la puesta del sol. Puedes disfrutar toda tu vida. No sólo eso, puedes disfrutar incluso muriendo, porque la muerte también es una experiencia grande, quizás la experiencia más grande en la vida. Es un «crescendo».

En el concepto occidental, la muerte es el final de la vida. En el concepto oriental, la muerte es sólo un hermoso incidente en la larga procesión de la vida; habrá muchas, muchas muertes. Cada muerte es la culminación de tu vida antes de que otra vida empiece, bajo otra forma, otra etiqueta, otra consciencia. Tú no estás desa-pareciemdo; simplemente estás cambiando de casa.

Me estoy acordando de Mulla Nasrudin. Un ladrón entró en su casa. Mulla estaba durmiendo, no de verdad, sólo con los ojos cerrados, medio abriéndolos y viendo lo que el ladrón estaba haciendo. Pero él no creía que se debiera interferir en el trabajo de la gente. El ladrón no estaba interfiriendo en su sueño, ¿por qué tenía él que interferir en su profesión? ¡Que hiciera lo que tuviera que hacer!

El ladrón estaba un poco inquieto porque ese hombre parecía raro. Mientras vaciaba la casa, a veces algo se le caía de las manos con estrépito, pero Mulla permanecía completamente dormido. Una sospecha apareció en la mente del ladrón: que esta clase de sueño sólo es posible si el hombre está despierto. «¡Qué hombre tan extraño! No dice nada ¡Estoy vaciándole la casa entera!»

Todos los muebles estaban afuera, todas las almohadas estaban afuera, todo lo que había en la casa estaba fuera.

Y cuando el ladrón estaba recogiendo todo, atándolo para llevárselo a casa de repente sintió: «Alguien me está siguiendo». Miró hacia atrás; era el mismo hombre que estaba dormido. El dijo, «¿Por qué me estás siguiendo?

Mulla respondió, «No, yo no te sigo; estamos cambiando de casa. Lo has cogido todo. ¿Qué voy a hacer en esta casa? O sea que yo también voy contigo».

Este «irse por lo fácil» es el camino oriental; incluso con la muerte, Oriente se ha apegado a la idea... solamente un cambio de casa.

El ladrón estaba preocupado, dijo: «Perdóname, toma tus cosas».

Mulla dijo: «No, no es necesario. También yo pensaba en cambiarme de casa, ésta está casi en ruinas. No se puede tener peor casa que ésta. Y, de todos modos, soy un hombre muy perezoso. Necesito que alguien me cuide y tú te lo has llevado todo. ¿Por qué me dejas aquí?».

El ladrón se asustó... había estado robando toda su vida, nunca se había cruzado con un hombre así. Dijo: «Puedes coger tus cosas».

Mulla contestó: «No, no cambiaremos nada. Tendrás que llevarte las cosas; en caso contrario, iré a la policía. Me estoy portando como un caballero, no te estoy llamando ladrón, solamente eres un hombre que me está ayudando a cambiar de casa».

No hay prisa, por tanto tu idea de una vida corta es una idea peligrosa. Por eso aunque Oriente sea muy pobre, no existe la deses-peración, no hay angustia. Occidente es rico, pero la riqueza no ha aportado nada a su espiritualidad ni a su crecimiento; todo lo contrario, Occidente se encuentra muy tenso. Tendría que estar más relajado; posee todas las comodidades de la vida.

Pero el problema fundamental es que, en lo más profundo, Occidente sabe que la vida es muy corta; estamos haciendo cola y a cada momento nos acercamos más a la muerte. Desde que nacemos, empezamos el viaje hacia la tumba. En cada momento la vida se acorta, se vuelve más y más corta. Esto crea una tensión, una angustia, una ansiedad. Todas las comodidades, todos los lujos, todas las riquezas, pierden el sentido, porque no puedes llevártelas al más allá contigo. Tendrás que ir hacia la muerte solo.

Oriente está relajado. Primero: no da ninguna importancia a la muerte; es solamente un cambio de forma. Segundo: por estar tan relajado te vuelves consciente de tus riquezas interiores, que se irán contigo incluso más allá de la vida. La muerte no puede llevárselas.

La muerte puede coger todo lo que está fuera de ti y si no has hecho crecer tu ser interior, naturalmente existirá el miedo a no poder salvar nada de la muerte, a que se lleve todo lo que tengas. Pero si has hecho crecer tu ser interior, si has encontrado paz, éxtasis, silencio, alegría -que no dependen de nada exterior- si has encontrado el jardín de tu ser y has visto las flores en tu propia consciencia, la cuestión del miedo a la muerte no aparece.

Otra vez te digo, recuerda sólo una cosa: tú eres un ser inmortal. Ahora mismo ésa no es tu experiencia, puedes aceptarlo como una hipótesis. No como una creencia, sino como una hipótesis con la cual puedes experimentar.

No quiero que nadie acepte nada de mí como una creencia, sino sólo como una hipótesis. Porque yo conozco la verdad de ello, no necesito forzar ninguna creencia, ni fe en ti. Conociendo la verdad puedo decirte, «Es simplemente un experimento, una hipótesis temporal», porque sé con certeza que si experimentas, tus hipótesis se convertirán en tu propio saber, no en una creencia, ni en fe, sino en certeza. Y sólo la certeza puede salvarte. Las creencias son barcos hechos de papel.

Uno no debería pensar que puede cruzar el océano de la Existencia en un barco hecho de papel.

Necesitas una certeza... no una creencia, pero una verdad que sea experimentada por ti mismo. No una verdad de otro, sino la tuya propia. Entonces es una delicia el ir hacia lo desconocido, hacia el inexplorado océano; es una tremenda excitación y éxtasis.

Osho: El Futuro de Oro. Tarde del 27 de abril de 1987

15 de noviembre de 2007

Osho

Si eres una persona inclinada hacia el corazón, no escuches al intelecto, no escuches los argumentos, no discutas. Di tan sólo, «Soy una persona que se inclina hacia el corazón. No me importan para nada las explicaciones». No escuches los razonamientos porque te confundirán. Y puede que a veces te sientas atraído porque el opuesto tiene una atracción sexual. Sucede que una persona emocional puede ser influenciada en gran medida por una intelectual, pues carece de esa dimensión, y uno comienza a percibir que aquello de lo que carece es importante. Y tú no podrás convencer a un intelectual, pero él si te convencerá a ti. No puedes argumentar por ti mismo, pero el sí puede por él mismo. Por eso tu ego se siente herido y empiezas a imitar. Dejas de lado tu tipo y puede que, durante muchas vidas, no seas capaz de reencontrarlo porque cuando un proceso comienza es muy difícil el volver atrás.

Y nunca confundas a nadie. Si percibes que alguien es del tipo emocional, no discutas con él aunque esto no te satisfaga. No discutas, no argumentes, no digas nada. Déjalo que se sumerja en sí mismo.

Somos tan violentos que nadie permite a nadie que permanezca consigo mismo. Todo el mundo anda en busca del otro, todo el mundo trata de convertir al otro a su propio modo de ser sin saber que puede estar destruyendo una gran posibilidad. Insiste en ser tú mismo. No hay ninguna arrogancia en ello. Es una sencilla ley el decir, «déjame que sea yo mismo». Pero cuando empiezas a hablar utilizando los términos del otro, antes o después terminarás por ser succionado por ellos. Por eso si eres del tipo emocional di directamente, «No me importan para nada la lógica u otro tipo de argumentaciones». No discutas, no emplees los mismos términos o el mismo lenguaje. Tan sólo di, «Soy irracional. Tengo fe sin tener una sola prueba, pero la fe me funciona y no necesito más».

Algo fatal le ha sucedido a la mente humana y es que los intelectuales se han declarado a sí mismos como la única clase posible. Han obligado a todo el mundo a aceptar el punto de vista de que son el único tipo correcto y que todos los demás están errados. La educación les pertenece, las escuelas les pertenecen, las universidades les pertenecen. Crean literatura, crean razonamientos, crean pruebas, contra-pruebas, crean filosofías. Se han vuelto excesivamente dominantes y el tipo emocional se está sintiendo inferior: siente que está de más. En realidad, no hay educación emocional, sólo educación intelectual. Esta no conoce el lenguaje de la emoción, no conoce los argumentos de la emoción, no conoce la lógica del corazón. No conoce nada y por tanto se siente culpable. Si tiene fe, si se desarrolla en amor hacia lo Divino, se siente culpable, siente que está equivocada. Nunca te sientas así. Percibe siempre tu propio pulso, lo que eres, lo que es tu naturaleza; y luego decide. O más bien, deja que tu naturaleza decida.

Esos son pues los dos caminos: o bien ser bañado en la luz interior (INTELECTO) o ser bañado en el amor interno (CORAZÓN). Y entonces estarás en el umbral, en los límites dónde la gracia empieza a ejercer su acción. Entra, y halla la fuente, o sal, y descubre al amado.

Recuerda esto también: si has de encontrar la fuente, entra. Si has de encontrar al amado, sal. Para buscar las cosas, has de salir; para buscar al amado, también has de salir. La actitud es distinta, pero el movimiento es el mismo. Encontrar al amado quiere decir descubrir Eso en todo lo que te encuentras. Sal y sigue indagando y llegará un momento en que nada queda excepto tu amado. Entonces eres bañado en amor, y éste será el resultado.

O, entra. Si te desplazas hacia adentro puedes descartar hasta la palabra Dios. En los viejos textos de yoga, no se menciona a Dios en absoluto. E incluso en los textos más modernos, se menciona a Dios sólo como medio. Para alcanzar Eso, Dios es mencionado como medio. Y puedes descartarlo; es prescindible.

Por eso un Buda puede culminar sin ningún concepto de Dios, un Mahavira puede llegar sin ningún concepto de Dios, pero una Meera no puede llegar sin concepto de Dios. Un Chaitanya no puede llegar, porque Dios no es algo prescindible si tu camino es el del amor, porque entonces ¿dónde encontrarás al amado?

Pero, ¡muévete! No permanezcas estático en la vida. ¡Ve hacia la luz o hacia el amor!

FRAGMENTO PERTENECIENTE A LA VISIÓN DE OSHO '¿COMO HALLAR LA LUZ?' http://www.oshogulaab.com/OSHO/VISION/luz.htm

14 de noviembre de 2007

La vida Secreta de las plantas

Voy a transcribir un párrafo de un libro llamado 'The secret life of plants' editado por primera vez en 1974, y que parece hallarse hoy por hoy descatalogado. Lo empecé a leer hace poco y entre muchos hechos sorprendentes que se describen, me ha llamado especialmente la atención la conclusión a la que llega un investigador de las relaciones síquicas entre las personas y las plantas, tras años de experimentos:

Gran parte de las enfermedades y padecimientos de la vida se deben a nuestra incapacidad para deshaogar las tensiones y dar salida a las fuerzas que laten dentro de nosotros. Cuando alguien nos rechaza, nos rebelamos allá en nuestro interior, y retenemos o no queremos olvidar este desprecio. Esto, como demostró hace mucho tiempo el doctor Wilhelm Reich, crea una tensión que queda aprisionada dentro de nosotros en forma de tirantez muscular, que, si no se desahoga, agota el campo de energía del cuerpo y altera su química. Mis investigaciones con las plantas indican la manera de liberarse de esa tensión.

9 de noviembre de 2007

UNA METÁFORA

Érase una vez un país donde sus habitantes vivían en paz y armonía, y donde si ponías algo de tu parte, podías conseguir casi cualquier cosa. Sin embargo, llegó una época en la que los países de alrededor parecieron ponerse de acuerdo para intentar arrebatarles los preciosos recursos de que disponían, y el rey sabio que gobernaba aquel dichoso país buscó y encontró a un valeroso general para mantenerlos protegidos a él mismo, a sus habitantes y a los preciados bienes con los que contaban. Este general era abigarrado, rudo, pero desempeñaba muy bien su trabajo, y mantuvo fuera a las hordas enemigas durante mucho tiempo.

El rey, claro, lo condecoró como se merecía, y éste se sentía profundamente honrado y valioso. Pero a medida que pasó el tiempo, y no se sabe muy bien el porqué, disminuyeron los ataques enemigos, y el general cada vez tenía menos trabajo. Él lejos de sentirse aliviado, comenzó a sentir peligrar no sólo su puesto de trabajo sino su integridad, ya que durante toda su vida vivió para hacer lo que hacía, y no concebía otra forma vivirla. Fue entonces, cuando su atención se centró de fronteras para adentro de su país, y comenzó a perseguir las acciones que él concebía injustas. Estableció leyes y aplicó severos castigos a quienes no las cumplían. Al principio todos estuvieron muy contentos con él porque les parecía que desempeñaba una buena labor, pero con el tiempo sus leyes fueron más estrictas, y hubo quién empezó a sentirse cohibido e incluso asustado. Se formó un comité de crisis y acudieron a ver al Rey, pero él no tenía poder para frenar a su general porque éste contaba con el apoyo de todo su ejército. El país entró así en un periodo en el que a se sucedieron episodios tumultuosos, en los que algunos habitantes se aliaban y luchaban contra su general, y otros sin embargo, en los que tenían que luchar a su lado contra ataques procedentes del exterior.

Todo esto minaba la moral del pueblo, y poco a poco aunque ésta era férrea, a prueba de bomba, la moral del general. Pero llegó un día que éste enfermó y no pudo atender ni a los que atacaban desde fuera ni a los que lo hacían desde dentro. Entonces, ocurrió algo inesperado para la gente del pueblo, las batallas cesaron. Los enemigos dejaron de serlo. El país se encontraba en una época de vacas flacas en recursos, por culpa del desorden interno, y puesto que los enemigos invasores no encontraban tesoros, ni sus habitantes les ofrecían guerra, se aburrían y se iban a saquear países que le ofrecieran de todo eso. Más adelante otros países se acercaron en son de paz, para intercambiar bienes y conocimiento, y todos se encontraron otra vez en armonía. A todo esto el general, que había sufrido mucho en su enfermedad, parecía distinto, su gesto se reblandeció y su actitud era ahora mucho más permisiva e indulgente. A partir de entonces se limitó a ser un espectador más de la dicha en que se hallaba su pueblo, actuando en algunas ocasiones pero con menor intensidad. Fue entonces cuando el rey sabio recuperó la atención del pueblo, y pudo guiarles en sus vidas, siempre que sus habitantes se lo pedían.

A todo esto se me olvidó decir los nombres de los personajes de esta historia. El país se llamaba Ser, el General se llamaba mente, pero había quién lo conocía por el nombre de ego , y el Rey se llamaba espíritu o alma.

3 de octubre de 2007

PAPELES

Papeles o roles. En esta vida muchos necesitamos adoptar un papel. De hecho adoptamos papeles constantemente. Captamos roles, formas de actuar que están de acuerdo con nuestras ideas, que hacen mella en nuestro interior de alguna forma, y los ponemos en práctica. A veces esos papeles nos son mostrados por nuestros mayores, a quienes de manera innata admiramos y por tanto imitamos. Otras veces los vemos en amigos, conocidos o ídolos. Otras veces en historias contadas, en películas o en libros.
Elegimos nuestro papel con el convencimiento que funcionará, que nos hará felices en esta vida, pero cuando no se ven cumplidas las expectativas y estamos metidos de pleno en el papel, nuestra personalidad se tambalea. Nada es seguro ya y en algunos casos se instala el miedo, el ansia, la desesperación. En la mayoría de los casos es nuestro ego el que toma mayor fuerza, el que coje las riendas.
Es esa parte de nuestro ser que conforma la personalidad, que nos intenta proteger del sufrimiento, que genera en nuestro interior expectativas de éxito o fracaso, que reacciona cuando nos sentimos invadidos, o atacados.
Pero cuando el ego rige nuestra vida pueden surgir problemas. El ego funciona bien cumpliendo esquemas aprendidos, adaptandose a convencionalismos, buscando el perfeccionismo, pero a la vez nos separa de nuestro ser, de la luz que llevamos dentro. La luz que no juzga, que no necesita, que no espera, que simplemente es, deja ser y da.

Yo mismo, a la vez que escribo estas líneas, puedo estar adoptando un papel. El papel del que intenta hacer llegar sus ideas a la gente para que algo cambie, y en el mundo no pasen cosas desagradables, que al mismo tiempo acrecentan mi ego y me generan angustia. El papel de alguien que espera que una chica guapa, idealista y algo esotérica pueda leer esto, se interese y se genere un diálogo interesante que pueda llevar a otro terreno más personal..
En fin, papeles que distan de la realidad del momento en que experimenté todo esto que aquí expreso, y que noté muy dentro. Como un trascender, como un entendimiento profundo que me llenaba de paz.

13 de junio de 2007

LA NADA ES TODO

Entiendo que ubicar elementos coloridos, formas exóticas, fuera de lo común abstraen nuestra imaginación y nos pueden hacer soñar, recordar la fantasía juvenil.
Si además tu has expresado tus ideas, tu arte, has creado ese entorno, la satisfacción puede ser aún mayor.

Por eso, mi intención no es dejar de hacer, de actuar, de idear, no. Si no, actuar con la consciencia de que no actuar es lo natural, la perfección.

26 de abril de 2007

ECOLOGÍA

¿Cuál es la sucesión natural de un ecosistema natural cualquiera? En el caso que no intervenga la mano humana, cuando se deja un terreno baldío. Pues depende de muchos factores:
. Del clima donde esté ubicado el terreno.
. Del tipo de suelo, textura, pH, estructura, nivel de evolución o estado de degradación...
. Del banco de semillas existente en el suelo, es decir, las semillas que estaban esperando las condiciones idóneas para germinar.
. De la variedad o madurez de los ecosistemas colindantes, o cercanos y de la capacidad de sus semillas para colonizar terrenos baldíos.
...

Todos estos, y muchos otros factores, entre los que se halla el tiempo, determinan la evolución de la vegetación hacia una etapa climax. Comienzan las especies colonizadoras pioneras, que suelen ser especies anuales, gramíneas, muchas veces nitrófilas, esto es que compiten muy bien en suelos donde hay abundancia de nitrógeno y otros nutrienes básicos, como son los terrenos de cultivo abandonados, claros en los bosques, áreas incendiadas, etc. A medida que la disponibilidad de estos nutrientes básicos es menor, consiguen introducirse (siempre que sean capaces de llegar) especies perennes, con menores requerimientos alimenticios y mayor capacidad de almacenamiento y de abastecimiento de agua y nutrientes. Poseen sistemas de raíces capaces de llegar a capas más profundas. Son los pequeños arbustos o matas leñosas, como las plantas aromáticas, algunas leguminosas, etc.

En no pocas ocasiones esta es la última etapa, al menos en los periodos de tiempo que manejan los estudios ecológicos, que si bien nos pueden parecer largos desde la óptica antrópica, son minúsculos desde un punto de vista general.

La última etapa porque en muchos casos, la cantidad de agua disponible, los límites marcados por las temperaturas y la disponibilidad de fuentes de semillas no permiten que se desarrollen especies de mayor porte, como grandes arbustos, matorral y especies arbóreas.

¿Es descabellado proponer un jardín que siguiese un orden natural? Según desde que punto de vista sí puede serlo.

Desde la óptica de alguien que se ha gastado muchos euros en que su parcela quede ordenada, espectacular, en su clímax,…, puede ser inconcebible esperar todavía más de lo que puedan tardar en crecer los árboles y arbustos plantados. Si además cada vez que vienen los jardineros la cartera se pone a temblar, y hay otras prioridades donde ubicar el grueso de los ingresos mensuales, cuanto antes acaben y menos vengan ¡mejor!

Pero este es un punto de vista muy general, hay muchos puntos de vista. En realidad tantos como personas.

Una manera de introducir desde un principio nuestra parcela baldía en el ciclo natural sería precisamente dejándola seguir su orden sucesional natural, y esperar, observar.

¿Qué ocurre? En una parte de la parcela abundan las llamadas malas hierbas (desde una perspectiva menos antropocéntrica las llamaremos especies colonizadoras). Ofrece un aspecto descuidado, abandonado (tengamos en cuenta que esta sensación es producida por la asociación de ideas entre los descampados y los campos de cultivo abandonados, con este tipo de vegetación, pues en ocasiones veremos las mismas especies a campo abierto, en el monte y no dudaremos en elogiar el paisaje que crean). Pero en primavera todo reverdece y despuntan multitud de florecillas e insectos que nos introducen fervientemente en la estación. Sin embargo en otra zona de nuestra parcela el suelo está muy degradado y apenas crecen hierbas. Quizás sea el momento y el lugar de añadir semillas de esas especies que hemos visto en el monte o en un jardín y tanto nos ha gustado. A ver que pasa. El coste económico de las semillas es escaso, o nulo. Pero el mal llamado coste temporal (el tiempo no tiene precio excepto en las operaciones mercantiles) a veces se convierte en el más importante, y pesa dedicarle tiempo a las laboriosas operaciones de búsqueda, extracción, conservación de las semillas. Frente a esto sólo hay voluntad y motivación, sin ellas mejor renunciar. Necesitamos una imagen mental de nosotros mismos en nuestro nuevo jardín, que nos dirija hacia él. Necesitamos el tiempo que se pueda tardar en conseguirlo.

Las plantas cuyas semillas han germinado en el propio jardín vivirán siempre con ventajas sobre las introducidas desde plantón o maceta, siempre que las condiciones les sean propicias, pues gozarán de una mejor adaptación al medio y de un desarrollo completo de su sistema de raíces. Esto conlleva en muchos casos un aumento del valor estético del jardín y una disminución de los costes sanitarios.

Puede pasar mucho tiempo, hasta que consigamos ver lo que llevamos en mente realizar, y la frustración puede echarnos atrás, pero conseguir algo por pequeño que sea, puede ser muy gratificante, porque probablemente en nuestro interior habrá aparecido una ética constructiva.

Un jardín dinámico, que unas veces aparece menos vistoso que otras, es un jardín vivo. En ocasiones el jardín más vistoso, más alegre para nuestros sentidos, de formas más equilibradas, puede resultar en el fondo el menos vivo, el que más problemas conlleve, y el que más problemas provoque en el futuro. Amén de resultar casi siempre costosísimo mantener las plantas en esa especie de limbo innatural.

25 de abril de 2007

UN PASO ADELANTE

¿Por qué hoy no puedo comerme una manzana con piel?

Porque está pegajosa, debido a una capa de parafina que la recubre con el fin de darle más brillo y hacerla más atractiva a la vista.

Porque la piel acumula (según algunos estudios) la mayor parte de las sustancias tóxicas que el agricultor aplica a sus manzanas. Sólo así el comerciante se las compra, pues el consumidor demanda las manzanas más grandes, de formas más regulares y sin una picadura.

Reflexionemos:

¿Es más importante la salud o la estética?

A tenor de la proliferación de clínicas de estética, de gimnasios y de productos y tratamientos de dudosa salubridad, podría parecer que la estética está primero y la salud después.


¿Que funciones puede cumplir un jardín?

Ostentar públicamente una determinada capacidad económica.
Mostrar al público un grado de refinamiento estético.
Recrear la vista en los colores y las formas.
Trabajar la tierra, las plantas, para comprender el funcionamiento de la naturaleza.
Vivir experiencias que nos hacen sentir bien con nosotros mismos.
Contribuir a hacer del mundo un lugar más saludable y más acorde a nuestra propia naturaleza.
...

Si nuestras preferencias se inclinan hacia la zona baja de esta lista, cabrá hacernos una pregunta:

¿Lo estoy haciendo bien?¿Hasta donde quiero llegar?

Volviendo a las manzanas...

Es lógico, o automático, o inherente elegir las manzanas de mejor aspecto dentro de un cajón, e ir dejando las menos sanas abajo. Éstas que quedan abajo pierden su valor, y ya sabemos de sobra que a nadie le agrada perder dinero.

La cuestión es..¿hasta donde quiero llegar con esto?

Yo como consumidor, conocedor de los peligros que entraña para mi persona introducir en mi organismo ciertas sustancias, ¿hasta donde quiero llegar en la elección de las mejores manzanas?

Yo como productor, o como comerciante, conocedor de los mismos peligros que he comentado, ¿hasta donde quiero llegar para introducir mis manzanas en el mercado?

16 de abril de 2007

PARTICIPACIÓN

Animo desde este blog a que la gente participe. A compartir conocimientos, inquietudes, suposiciones,...

Por ejemplo, una observación concreta en la naturaleza, datos sobre el comportamiento de un insecto, de una planta, en su medio natural o fuera de él. Desde la óptica científica, o desde el arte, desde los sentimientos. Una foto y un comentario, una noticia, un comentario popular... Cualquier cosa que nos haga sentirnos partícipes en primera persona de este entorno que compartimos y conocemos, y deseamos comprender.

David.

12 de abril de 2007

JARDINES NATURALES




Jardinería natural es un término que puede haber sido utilizado recurrentemente, cuando uno quiere separar una cualidad que distingue su vergel de los demás. Cuando se introduce una rocalla, un bosquete, un riachuelo,..., se les suele denominar elementos naturales, ya que consiguen evocar en nuestra mente reminiscencias de lo que sería un entorno no antrópico. O bien cuando se aplica un tratamiento específico en él; se aplican abonos orgánicos, se eliminan los tratamientos fitosanitarios con productos químicos,etc.

Yo voy a aplicar mi punto de vista a partir del término 'Jardinería natural', por lo tanto adquiere éste una connotación personal, que por supuesto no excluye a otras, pero que tiene unas premisas básicas muy marcadas, podría decirse imprescindibles.

Mi jardín natural:

1. Jardín y natural son dos términos ciertamente contrapuestos.

Jardín, según la real academia española de la lengua hace referencia al patio, al huerto, al corral, al apartado de la vivienda donde se cultivan plantas, con uso ornamental u hortícola. En cambio natural, hace referencia a naturaleza, y entre otras acepciones encontramos 'Principio universal de todas las operaciones naturales e independientes del artificio' . ¿Por lo tanto si el patio es un artificio, que sentido tiene esta bonita asociación de palabras?

Bien, para mí tiene un significado muy sencillo; la jardinería natural es una forma como tantas otras de acercarse a la naturaleza desde nuestra óptica antrópica.

Pero es la calidad de ese acercamiento lo que diferencia mi jardinería natural de otras. Al igual que no es lo mismo ver una foto de una montaña, de un río, de una arboleda,..., que darse un paseo rodeado de montañas, ríos y arboledas; no es lo mismo vivir cerca de un entorno que intenta imitar la naturaleza que vivir dentro de un entorno natural.

2. Un jardinero natural no es un señor que evita que la vegetación se 'desmadre'.

Hay un error de concepto, a mi modo de ver, en cuanto a lo que conoceríamos como jardinería tradicional; las plantas son seres vivos que como el ser humano, en determinados momentos necesitan ser corregidos , a fin de evitar que causen daños estéticos o funcionales.
En un principio las plantas no tienen una actitud que corregir. Tienen un desarrollo vital invariable, una forma de nacer, de reproducirse y de envejecer que debemos conocer si queremos evitar conflictos con ellas. Nosotros podemos evitar esos conflictos, ellas no pueden.

3. Un jardín natural sirve para aprender de él, no para enseñar con él las virtudes de su realizador o de su poseedor.

Esto implica una revisión bastante profunda de ciertos conceptos de partida, acerca de estética, de funcionalidad. Pero sobretodo implica la inclusión de otros: paciencia, ética, sensibilidad, equilibrio. Cualquiera en contacto con estas cuatro virtudes valorará positivamente el jardín natural.



Un jardín natural puede no estar repleto de flores en cualquier época del año, puede tener grandes extensiones secas y puede no estar todos los años igual de precioso. Pero simplemente observando con atención un paraje natural cualquiera, dando un simple paseo, podremos ver que lo que parece seco o muerto, realmente está latente de vida y en la medida que hay un equilibrio, una paciencia y una ética, sabemos valorar un cromatismo verde, o rojo, como uno dorado, gris o marrón.

4. Un jardín natural no es un trozo de terreno abandonado causante de incomodidades y problemas.

Jardinería natural no implica para mí el abandono de todo lo conocido, de la cultura anterior, de la tecnología actual. No implica una suerte de castigo que debemos pagar por vivir en un entorno tan cómodo y civilizado como el nuestro..., no.

La única óptica válida de jardín natural que contemplo, es la de una actitud por mi parte (y por la de cualquiera) de honestidad en la relación con el entorno. La honestidad en cualquier relación evita que haya engaños, confusiones, diferencias. Y sólo desde el conocimiento y la confianza se puede forjar una amistad duradera y sobretodo enriquecedora.

Conocer el funcionamiento de la naturaleza es conocer a la naturaleza que hay implícita dentro de nosotros mismos. Dudar de las 'leyes' estéticas difundidas por otros individuos y validar las nuestras propias fundadas en el conocimiento de lo que vamos a valorar.

Aplicar pequeños cambios que me permitan ver que se esconde detrás de nuestros conocimientos adquiridos hasta la fecha. En ocasiones el 'no hacer' puede marcar el camino. No se trata de la renuncia a lo que hemos sido hasta ahora, sino de la curiosidad por ver lo que nos hemos estado perdiendo.