27 de enero de 2008

Algunas directrices

Como ya hemos dicho, no entendemos la jardinería natural como un estilo concreto de hacer jardinería, sino como una actitud, abierta a múltiples formas de actuar. Aquí vamos a presentar algunas de nuestras líneas de trabajo, en favor de aproximarnos al conocimiento y la expresión de la naturaleza:



NUESTRA ENERGÍA Y NUESTRO ESFUERZO

van preferentemente encaminados a conseguir esa aproxiamción a lo natural, y no a mantener conceptos estéticos muy concretos y carentes de viabilidad ecológica. Así no forzaremos de forma artificial, a una planta que se ha colocado porque tiene una carácterística concreta (una bonita floración, unas hojas espectaculares, o una determinada tonalidad,..etc.), que no se muestre en todo su esplendor, bien por característica abióticas (falta de luz, de riqueza en el sustrato,..) o bien por que esté siendo continuamente atacada por plagas.

En ese caso es prefible para nosotros, cambiar nuestro esquema estético, y emplear nuestro esfuerzo en buscar alternativas a esa planta, que seguir obcecados, tratando de naturalizarla en un nicho ecológico que no le es favorable. Parece algo sencillo, incluso 'de lógica', pero es muy frecuente que se nos pida tener lantanasen plena floración, en invierno y frente a una puerta de entrada umbría, o un arriate monoespecífico de 15 m², sin ni siquiera una mordida de caracol en una hoja.

Algunas casas de productos ´fitosanitarios nos pueden vender que esos milagrosexisten, pero no pueden informarnos de la contrapartida del uso indiscriminado de éstos. Casi podría asegurar que en la misma medida que los usuarios conociesen de manera íntegra las diferencias entre el uso y el no uso de ellos, descendería la venta de estos.



¿POR QUÉ A MENUDO CREEMOS SABER MÁS DE LA PLANTA QUE ELLA MISMA?

¿Acaso el racionalismo llega en ocasiones hasta tal punto de insenstez, que se es capaz de razonar que un ser que no habla, que no tiene un cerebro, está menguado para desempeñar su papel fundamental que es vivir al máximo de sus capacidades? ¿Nosotros le vamos a enseñar a la planta a vivir bien? Seamos cuerdos. Si a una planta se le caen hojas, no es porque haya que podarla; 'pobrecita, no debe saber como generar su propia estructura, menos mal que tenemos unas tijeras para ayudarla'. La poda es innecesaria. O mejor dicho, a veces es necesaria cuando una planta ya se ha podado con anterioridad, o cuando se quiere forzar un comportamiento determinado o una ubicación inadecuada. O en casos más extremos, cuando está siendo fuertemente atacada por algún tipo de plaga, o ha quedado debilitada en exceso por, probablemente, alguna mala práctica que se ha llevado a cabo. Pero tengamos muy presente, no nos hagan creer lo contrario, menos aún sin argumento alguno, que la poda es totalmente artificial. No para dejar su práctica de lado, sino para utilizarla convenientemente, no a lo loco.



¿QUÉ ES UN ALCORQUE?

¿Cuál es su función? A la hora de plantear una nueva plantación de árboles o arbustos, o de realizar una labor de limpieza, de escarda, se nos pide el alcorque alrededor de cada una de las plantitas como si fuese un carnet de identidad de buenos jardineros. Pero muchas veces nos preguntamos si esas personas realmente saben por qué se construyen esos alcorques y para qué sirven. Sospechamos que simplemente asocian la perfección del círculo trazado, con experiencia jardineril, y ven realizado su deseo de poner orden en el muchas veces mal llamado caos natural. Nosotros, reacios al 'hacer por que siempre se ha hecho así', instamos al usuario a preguntarse si es siempre la opción más bella, o la más funcional.



Para nosotros el alcorque es una práctica agrícola tradicional, mayormente utilizada en el cultivo en producción de árboles frutales, con el fin de evitar problemas en el riego 'a manta'. También llamado riego por inundación, es un sistema que se ha ido dejando de lado por la inclusión de los sistemas de riego a presión, y que en ocasiones provocaba la pudrición del cuello del árbol por el contacto prolongado con el agua. Para evitar ese contacto se formaban pequeños montones de tierra que rodeaban en forma de círculo el tronco (los alcorques).

También se utilizan en las plantaciones forestales y en las restauraciones paisajísticas, con el fin contrario, acumular el agua de riego cuando se preveen largos periodos secos, en climas con lluvias estacionales (en este caso se riega dentro del alcorque).

Una vez aclarada la naturaleza de esta práctica, nos preguntamos si cabe su ejecución (como en ocasiones nos han pedido), dentro de arriates, rebosantes de vegetación y con riego programado.

Siempre decimos que 'para gustos los colores', sin embargo, es nuestra labor presentar alternativas, para evitar comportamientos y prácticas robotizadas, que en pocas ocasiones conducen a resultados interesantes, y que en muchas incurren en gasto innecesario de recursos económicos.



TUTORES ¿SON NECESARIOS?

Como solemos hacer con muchas de las prácticas generales relacionadas con las plantas, vamos a preguntarnos qué es un tutor. Para qué sirve.

Un tutor no es más que un palo vertical que trata de reforzar la función estructural del tronco del árbol joven, para que crezca vertical. Entonces, cabe preguntarnos como en otra ocasión: ¿los árboles nos necesitan? ¿Cómo han podido sobrevivir durante millones de años hasta nuestra llegada?



Bien, bromas a parte, el uso de tutores se ha generalizado en agricultura para garantizar que los árboles en producción (cuidados con celo como a los propios hijos), creciesen rectos y no compitiesen entre ellos por los recursos. Esto se hizo necesario con la selección de variedades cada vez más productivas, y a la vez menos resistentes en muchas aspectos, debido a la simple lógica de asignación de recursos (lo que va a engordar el fruto, no va a reforzar la estructura leñosa). También el injerto, que no deja de ser un artilugio concebido por el hombre, contribuye a aumentar el desorden interno y externo en la estructura del árbol, llevando al límite su temple natural frente a las acciones meteorológicas (viento, nieve,..etc).

Bien, nosotros no vamos ahora a cuestionar entonces su uso generalizado en agricultura, al menos en la agricultura convencional actual, donde el árbol es un mero factor productivo; que no ha perdido a los ojos del agricultor ‘moderno’ su condición de ser vivo, gracias a que aún es capaz de ponerle en más de un aprieto económico, debido precisamente a su condición. Pero,…, en jardinería, ¿cuál es la indiosincrasia del tutor?

Jardinería = a reproducción de la naturaleza = a realce de los valores estéticos ≠ USO DE TUTOR.

Ahora, vamos a ponernos en la piel de un alcalde ‘tal’ de la ciudad o población ‘cual’, que ha decidido muy altruistamente invertir, parte del presupuesto aportado por el ciudadano, en mejorar la calidad ambiental de la ciudad donde todos ellos residen. Y quiere, por supuesto que de su actuación, quede constancia en los anales, como una de las mejores de los últimos tiempos. Vamos, que al menos hasta que pasen elecciones, los árboles que él ha mandado plantar van a estar en perfecto estado de salud, y además rectos como soldaditos de plomo, no vaya a ser que alguien haga analogía de una rama apical doblada, con su propia virilidad.

Al menos ha demostrado que se ha gastado el dinero, que es casi un ‘hombre del año’. Los árboles rectos y altos como lanzas (aunque no tengan ni una rama lateral de más de 15 cm, y su edad sea de apenas dos o tres savias). Pero se ven, que es lo importante.

Que sea necesario incluir un tutor. A resultas de que cuando empiece el crecimiento a la primavera siguiente, se halle tan desequilibrado en su estructura, que tienda a compensar, lanzando ramas en todas las direcciones, cargadas de hojas nuevas. Esto, debido un aumento de peso desmedido en un escaso intervalo de tiempo, pone en aprietos la resistencia de las fibras a fatigas y desgarros. Esto no es importante.

Que el tutor propiamente dicho, viene a ser a un árbol, como una ‘muleta’ a un ser humano, es decir, un síntoma de rotura o debilidad de salud. Eso no es importante.

Que la capacidad estética de esos árboles ‘concebidos para ser altos’ sea dudosa, al menos durante varios años desde su transplante, y si no se llevan a cabo cuidadosas podas de formación cada año (que no se suelen llegar ni a plantear, porque el presupuesto de ejecución casi no tiene límites, pero el de mantenimiento, puede caber muchas veces en una caja de zapatos). Eso no es importante.

Que al ser árboles debilitados por haber sido forzados en su crecimiento, tienen las defensas mermadas, y se muestran en muchas ocasiones seriamente afectados por patógenos. Eso no es importante.

En fin, podría seguir, pero basta con una pequeña conclusión: ¿hasta donde queremos competir? ¿Incluso en los aspectos más lúdicos, subjetivos y sensitivos de la vida? ¿Cómo nos va a transmitir belleza, serenidad, conocimiento, inquietud,.., una planta que ha sido literalmente transformada en un palo, que ha sido mermada, encasillada para entrar en un mercado, que exige producción agrícola incluso en la ornamentación?

Para que un árbol nos transmita su mensaje íntegro, solamente hay que sembrar una semilla y esperar a que nos muestre de lo que es capaz. Nada más.

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